Dubái cuenta con un verdadero paraíso para los millonarios donde no todos tienen acceso y sus mansiones son las más increíbles del mundo. Aunque parezca una obviedad, Dubái cuenta con la «isla de los millonarios» conocida como la Isla de Bahía de Jumeirah.
En este sitio de ensueño las celebridades más importantes de los Emiratos Árabes poseen sus enormes casas entre las que se encuentran empresarios poderosos como Isabel Dos Santos, la angoleña de 50 años que tiene el control del cemento y de las telecomunicaciones de su país, el millonario saudí Mohammed Abdul Latif Jameel o el líder ruso de la siderurgia Andrei Skoch.
Cómo es la isla más rica del mundo en Dubái
Este territorio es un verdadero barrio de lujo para sus residentes donde las amenities son de otro planeta. Este sitio posee hoteles de lujo, restaurantes, puertos deportivos, además de las mencionadas mansiones. Este paraíso de la arquitectura demoró siete años en construirse gracias a la pandemia. Una de sus particularidades más destacadas es la forma de palmera que posee, lo que la hace una de las atracciones más importantes de Dubái y la más visitada por los turistas.
Este espectacular enclave fue edificado de manera artificial y posee un tronco, una corona con 16 frondas y un rompeolas en forma de isla circundante. Uno de sus sectores está dividido por Villas de Firma, Casas de Jardín y Casas de Ciudad. Mientras que las hojas de la palmera, predominan las residencias con accesos privados a las playas del lugar.
Una paraíso soñado en Dubái: sólo para unos pocos
Quienes deseen adquirir una parcela en la Isla de Bahía de Jumeirah debe ser un auténtico millonario debido a que sus porciones de tierra tienen un valor que superan los 26 millones de euros. Las mansiones que ya están construidas en ellas no son de dimensiones naturales y poseen más de seis habitaciones, acceso privado a la playa, garaje para siete vehículos, un spa privado, habitaciones para el personal y piscina infinitas en la terraza.
En el tronco de la palmera residen los sitios en el que los vecinos de la isla pueden acceder mediante un monorriel. Allí se encuentran los hoteles de las cadenas más conocidas, a lo largo de dos kilómetros, con diferentes atracciones para los habitantes. La isla cuenta con playas de blanca arena fina, a la que llegan las aguas cristalinas del Golfo Pérsico, y a pie de esas playas.