A una hora en coche desde Dubái se esconde el pueblo fantasma más sombrío de los Emiratos Árabes Unidos. Se trata de al-Ghuraifa, ubicado en las cercanías de la ciudad de al-Madam, en el emirato de Sharjah de Dubái que esconde un pasado oscuro y cautivador.
Al-Ghuraifa, que actualmente recibe a los turistas más curiosos, es uno de los enclaves que se convirtieron en el símbolo de la rápida expansión industrial y tecnológica de la ciudad y de cómo un espacio de estas características puede quedar en el olvido.
El pueblo fantasma de Dubái que quedó en el olvido
Al-Ghuraifa es uno de los sitios menos conocidos de los magníficos Emiratos, aunque su historia marca el ritmo del crecimiento de la imperiosa Dubái. Este sitio fue construido en 1970 para albergar a beduinos seminómadas, pero tuvo un triste desenlace cuando fue abandonado en los 90 por lo que el auge exponencial del país lo convirtió en una metrópoli única en el mundo gracias al petróleo.
El pueblo, que se convirtió en uno de los atractivos pocos conocidos de los Emiratos Árabes, cuenta con dos hileras de casas y una mezquita, y fue edificado para albergar a los cien miembros de la tribu al-Ketbi, que se encargaba de la cría de animales y el traslado a diferentes oasis del territorio.
Los secretos de Al-Ghuraifa, un sitio que marca la historia de Dubái y Abu Dabi
La formación del pueblo de Al-Ghuraifa facilitaba el traslado de la tribu al-Ketbi de un sitio a otro. Sus casas estaban construidas con cemento y sus paredes le daban vida al enclave con sus colores pintorescos. Allí, los ancianos de la aldea podían celebrar consejos locales, conocidos como «majalis» en árabe. Aunque los motivos del abandono de este misterioso lugar siguen siendo investigados, los especialistas aseguran que fue por la búsqueda de una vida mejor de las tribus hacia las grandes ciudades que estaban creciendo de manera exponencial en los Emiratos.
Sin embargo, las leyendas urbanas dan por sentada que los residentes fueron expulsados por espíritus malignos. A pesar de estos mitos, las condiciones de servicios públicos no eran mejores y las distancias con los grandes polos citadinos también habría sido una de las causas para el éxodo. En la actualidad, este sitio está tapado por la arena, desde la que asoman algunas de las edificaciones más antiguas. Lo único que se mantiene bajo el total resguardo es la mezquita, gracias al barrido regular de los trabajadores de mantenimiento de la cercana al-Madam.